jueves, 15 de mayo de 2008

"La Nación" Belgrano

Cultura
Jóvenes talentos de la poesía

Acerca de cinco escritores locales que editan libros y se
conectan por Internet


A los 20 años, Cecilia Romana compró en la calle Corrientes
Los titanes de la poesía universal, antología que le marcó su
vida. Cuando Rosas en vuelo se tradujo al catalán valenciano,
Cristina Berbari sintió que por fin la poesía se transformaba
en ese lugar de vivencia y encuentro que alguna vez había
imaginado. Para Carolina Matsumoto, en cambio, escribir era
una necesidad que con el tiempo se volvió más urgente. Y a la
distancia, el mexicano Rodolfo Naró confiesa que se enamoró
de Buenos Aires al descubrirla tan poética.
Ya no hay tantos lugares de encuentro. Sin embargo, como
dice Cristina Berbari, editora de Fijando vértigos, "la nuestra
es una modesta muestra de resistencia". En sus dos versiones
en papel y virtual ha ganado numerosos lectores y colaborado-
res en sus 9 años de vida. Desde Belgrano se mantiene en
contacto permanente con amigos de la Capital Federal y del
interior, con colegas de Brasil, Colombia, Venezuela, México,
Eduador, Cuba, España, Italia, Israel e Inglaterra.
"En este tiempo —opina Berbari— en que el corazón del hombre
se petrifica y la calidad de la lengua se va perdiendo, el
escepticismo te lleva a pensar que, para la mayoría, la poesía
no sirve. Pero es ahí cuando se abre como un sésamo la
necesidad del creador. Mi experiencia personal es Rosas en
vuelo, poemario de mi autoría que el licenciado en Filología
Pere Bessó, de Mislata, España, halló en Internet y me
propuso traducirlo. Ahora estamos preparando Homenaje a
Frida y otros poemas, también en edición bilingüe. Por la
magia de Internet no sólo llegó un traductor, sino un amigo.
Y como dijo Alberto Vanasco, la verdad de la poesía es la
amistad de los poetas".

Extracto de la nota firmada por Andrés Asato para el Diario
"La Nación" Belgrano, de Buenos Aires, pag. 1 y 5, el 15 de mayo
de 2008.

1 comentario:

Pere Bessó dijo...

Gracias, Cris.
Os aprecio de verdad,
ya sabés que la poesía, como quería Joubert, nos hermana.
Pere Bessó