Cómo confesar la verdad. La agonía le atenazaba el pecho al pensar en que ya no era la misma del día anterior. Hoy, una mujer se reflejaba en su espejo: y se odiaba por ello.
Las olas lamían los restos de semen de sus piernas con desesperación mientras ella creía escuchar la voz de su madre llamándola a su lado.
No sintió el frío del líquido que la envolvía al internarse en la búsqueda materna; así como tampoco sintió los gritos roncos de su padre ahogados en el llanto de la culpa y el alcohol.
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Karma
Con alivio, con humillación, con terror,
comprendió que él también era una apariencia,
que otro estaba soñándolo.
“Las Ruinas Circulares” Jorge Luís Borges
Deseaba morir. Al fin y al cabo era la única salida. Sería la mejor manera de terminar con su torturada mente, con sus remordimientos, con su lascivo y sangriento deseo.
No podía evitarlo. Desde el primer homicidio –involuntario entonces- el sabor de la sangre y la adrenalina llamándolo se habían convertido en su única obsesión.Necesitaba matar, era imperativo sentir como la vida se extinguía bajo las palmas de sus manos, oír los ahogados gemidos de la víctima que se debatía por lograr una bocanada de aire, captar el calor del pequeño cuerpo de un infante bajo su pecho opresor.
No lo había elegido, era más fuerte que él. Por eso había decidido entregarse a la policía, por eso había enviado las cartas señalándolo como el asesino de esas diecisiete criaturas y descubriendo los restos de las víctimas.
No tenía coraje para terminar él mismo con su existencia, necesitaba que otro lo hiciera por él, que otro jalara el gatillo, que otro acabara con su miserable vida.
Inyección letal: perfecta solución frente a él.
No le interesó el ruido de los proyectiles silbando en el aire, la sangre de los guardias goteándolo todo, el estallido de la dinamita volando paredes, el aullar de sirenas y alarmas, la inyección destinada a sus venas volar junto a él.
-¡Estás libre! volviste a nacer ¿no?- le gritó un preso mientras le entregaba al carcelero herido destinado a inyectarle la dosis fatal- acá tenés a tu verdugo, hacéle lo que quieras pero rápido, no hay tiempo.
Miró a su verdugo herido de muerte, a la máquina que inyectaría la dosis destruida, la imposibilidad de morir, de acabar con su tortura. En una rápida reacción cargada de furia lo destrozó a golpes.
Sintió la voz de un preso junto a él...-¡VAMOS! tenemos el bus con los niños del kinder de rehenes...
Suspiró resignado. Su karma jamás acabaría....
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Liliana Varela nació en Buenos Aires un 16 de diciembre de 1965. Es profesora de ciencias biológicas y químicas. Libros publicados: Cuentos varios, Ed. Dunken; Poemas oscuros; De Epígrafes propios y ajenos, y Cuentos para no dormir, los tres de Ediciones Muestrario. Participó en diversas antologías. Conduce el programa de radio por internet "Al Borde de la palabra", que va los martes de 18 a 19 hs por http://www.arinfo.com.ar/
9 comentarios:
Infinitamente agradecida por el honor de haber publicado algo mío en tu bello blog.
Gracias Cristina!!
Besos
Liliana
Felicitaciones Lili.
Besos,
Ana Lucia
.
Lili querida, tu talento debe aparecer publicado por todoooooo el mundo !!!!!
Mis felicitaciones y mi abrazo cariñoso.
Jejeje, Lili, no podía faltar yo: Os felicito a ti y a Cristina, a tí por tus cuentos y a ella por reconocerlos buenos y publicarlos, gracias por compartir.
Saludos afectuosos.
Leonor.
Enhorabuena, Liliana. Veo que te han quedado muy bien tus cuentos.
Querida Lili: Gracias a Cristina por reconocer tu talento y por su bello blog. Estos dos cuentos son buenísimos pero son muchos, muchos los buenísimos. Siempre fuiste una narradora de raza y cada vez lo sos con más fuerza y también una poeta con todas las letras. Me hace muy feliz comprobarlo. Gracias a las dos.
Besos.
Jorge lUis Estrella
Felicitaciones por tus excelentes trabajos y por estar publicada en el bello blog de Cristina.
Besos grandes para las dos
Raquel Luisa Teppich
Un libro de alto nivel, Lili.
Mi agradecimiento a Cristina por publicarlos en su bello blog.
besos
Elisabet
¡Pero que bien escribes, Lili!
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