jueves, 12 de agosto de 2010

Bomarzo por María Amelia Díaz




Lo oculto y lo maravilloso en “Bomarzo"
la obra de Manuel Mujica Láinez
por María Amelia Diaz


En la región de Lazio, entre Roma y Florencia, en la localidad del mismo nombre se erige El jardín de Bomarzo, feudo de la adinerada familia de los Orsini. Pier, uno de sus hijos, dedicó este lugar casi sagrado a su mujer Guilia, una maravilla de jardines donde confluyen lo onírico, lo terrorífico y lo provocativo. Escondidas entre los árboles hay una sucesión de esculturas esculpidas en roca madre, extravagantes y fantásticas: Hércules desgarrando con sus manos a Caco, un elefante aplastando a un legionario romano, un hombre descoyuntando a una mujer, una amenazante cabeza de ogro con la boca abierta que invita a pasar y a no salir, y otras no menos sorprendentes.
Cuando Mujica Láinez visitó este lugar, nació la novela y con la novela, la ópera.
¿Quién no recuerda esta obra y el gran revuelo periodístico, cuando, debiendo estrenarse en el teatro Colón, fue prohibida por las autoridades?
¿Qué cosas ocultaba “Bomarzo” que asustaban tanto al poder de turno?
Por regla general asociamos lo oculto a aquello que creemos tenebroso, oculto es el infierno que es donde se sitúa el mal, el inframundo de las civilizaciones indígenas que representaba el lugar de la muerte y se situaba en las entrañas de la Tierra, oculta es aquella parte de nuestra conciencia que se asoma en las emociones violentas, ocultos están nuestros órganos sexuales y se oculta la suciedad bajo la alfombra. Pero ¿sólo eso es lo oculto? ¿No habrá ahí algo más, no podrá lo oculto generar lo maravilloso como las ocultas raíces hacen brotar el árbol que da flores, frutos y verdor?
Para analizar el sentido de permanecer oculto, Heidegger toma un párrafo de la Odisea donde Homero cuenta cómo Ulises esconde su cabeza y llora sin que los presentes lo noten. Y Homero entiende que Ulises queda escondido, oculta su vergüenza, que no es lo mismo que decir “tiene vergüenza”, sino que Ulises busca abrigo.
“Bomarzo” está narrada en primera persona por su protagonista principal: el gran condottiero Francisco Orsini, heredero de una de las casas nobiliarias destacadas y antiguas de Italia. Ya desde el epígrafe que inicia la obra nos remite al lo oculto por lo que toda la obra se pregunta:
“Sappi ch’i fui vestito del gran manto; e veramente fui figlioul dell’orsa”
Dante, Infierno XIX

El protagonista Francisco Orsini nos habla desde su futuro, cuando escribe ya está muerto hace varios siglos. Nos va a narrar su vida desde el nacimiento en 1512, cuando el físico y astrólogo Sandro Benedetto traza su carta natal y le profetiza la eternidad.
Pero el protagonista agrega “Algo hay, sin embargo que debiera reconciliarme con el espanto de estas memorias...”
El espanto, lo oscuro, lo oculto, sólo ha podido ser nombrado desde la lejanía del tiempo, desde allí Francesco nos dice algo más “ Me refiero al tema de mi físico. Lo revelaré en seguida, de un golpe, sin perífrasis, aunque me cueste, me duela hacerlo. Allá va: cuando nací(...)el Esculapio hogareño destacó una anomalía en mi espalda(...) Luego de crecer y definirse mi cuerpo, se tuvo la certidumbre de que aquello era una giba, corcova, joroba,(...) deformación a la cual se sumó otra en la pierna derecha que me obligó a arrastrarla (...)
“Nosotros jamás hemos traído al mundo engendros como ese. Parece cosa del Demonio” dictamina el padre. Al año siguiente, tras el parto de Maerbale, su hermano menor, muere la madre.
¿Qué se hace con un cuerpo deforme? ¿qué cuando no se está rodeado más que del desamparo? Se oculta. Eso hace el personaje, tratará de ocultarlo con la indumentaria, las posturas, las sombras.
También lo oculta su familia relegándolo al ámbito de la abuela. El ocultamiento generará el desarrollo de una personalidad que se irá volviendo también oculta, introvertida, amarga, astuta, resentida “donde Dios y el demonio tironeaban conjuntamente”, y siempre en busca del ¿por qué?
La vida de todo humano es un viaje, una odisea por hallarse a sí mismo, durante ese tiempo vamos acumulando frustraciones, desengaños, odios, amor, alegrías, un eterno pendular entre lo maravilloso (etimológicamente lo digno de mirar) y lo oculto (lo que no se puede ver, lo que carece de luz, lo que casi llega al negro)y en ese pendular nos negamos a morir, no por miedo a la muerte misma, sino por sabernos incumplidos. Tenemos la ardua tarea de encontrarnos, pero para hacerlo hay un límite preciso y desconocido, la muerte: ¿Podremos responder a nuestros por qué, podremos des-ocultarnos antes que ella nos alcance?
Alétheia (en griego , "Verdad"), es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa "aquello que no está oculto", "aquello que es evidente", lo que es verdadero. Durante la primera mitad del siglo XX, Martin Heidegger recuperó la alétheia y desarrolló la noción a la forma en que se conoce en la contemporaneidad como un intento de entender la "Verdad", le dio un análisis etimológico al término y el sentido de "hacer evidente".
Alétheia es la verdad. Se trata de tomar algo oculto y hacerlo evidente. Tiene que ver con lo que aparece. Permitir que algo aparezca, se des-oculte, es entonces el primer acto de verdad.
En este sentido es que veremos a través de toda la obra, la lucha de este pequeño hombre del Renacimiento , la búsqueda desesperada, constante de sí mismo ,la alétheia por llegar a lo oculto, que es lo encubierto
“... me rebajaron, me humillaron. Y el resentimiento creció dentro de mí como una planta negra
nutrida con hiel”
“Desde muy niño , obsesionado por mi inferioridad congénita ,me apliqué a disfrazarla en la medida de lo posible “ El disfraz, la máscara son otras variantes de lo oculto, recordemos que oscuro, skuro, tiene la misma raíz que cutis, la piel que nos recubre.
Se dice metafórica y popularmente que cuando alguien toca fondo, luego emerge a la superficie, Francesco, que busca desesperadamente , declara “mi horror a la fealdad y mi pasión por la belleza en los humanos, en los objetos, en los juegos de la poesía”, percibe que debe buscar a través de la belleza, de la expresión artística el des-ocultamiento (alétheia), el por qué, un arribo que lo conduzca a su propia verdad, una aparente contradicción que se equipara también con su época, porque si el Renacimiento fue un renacer del esplendor del arte, pródigo en genios, no fue menos pródigo en muertes, traiciones, torturas, guerras de poder y una terrible discriminación de clases, en el Renacimiento lo oculto, lo deforme, lo enmascarado o disfrazando son en realidad la raíz de lo maravilloso . Pero será Francesco capaz de alcanzar su respuesta?
“Quizá había en torno a mi algo, como un aire un aura, una vibración que no se puede alcanzar ni explicar y que flota, como un anuncio mágico”
Pero hay algo que realmente lo obsesiona en su busca del ¿por qué?, hallar los pergaminos señalados por Paracelso cuando lo atiende en una de sus enfermedades, los escritos de Dastyn, donde éste ha dejado la fórmula de la eternidad. Esta búsqueda obsesiva responde a un fundamento “A la joroba resolví no mirarla, colgaba detrás, mochila de mi desventura. Cuando encontrara las cartas de Dadtyn (...)renacería sin ella .Porque de eso se trataba : de vivir eternamente sin aquel monstruoso añadido”
En este indagar de nosotros mismos sabemos que somos seres limitados, la muerte nos pone un fin que nos deja inconclusos. Ahora bien, y siguiendo a Heidegger, el hombre es un ser para la muerte, la muerte es su posibilidad que habita todas sus posibilidades, su posibilidad más certera. Ahora, si somos posibilidad si somos proyecto de existencia arrojada a nuestros posibles, con el morir, morirá también nuestro proyecto; morir, marcará nuestra no-totalidad como proyecto, nuestro ya no ser ahí, por eso buscamos desesperadamente a lo largo de nuestras vidas poder completarnos, sin darnos cuenta que sólo asumiendo nuestro estado de proyecto, reconociendo la muerte, nos abrimos a nuestras posibilidades mas auténticas de poder ser, de poder arrojarnos a nuestras propias posibilidades, a ser nuestro proyecto y no el de los otros.
¿Generalmente y como Francesco nos negamos a aceptar estos términos. No es sólo la pérdida de la joroba lo que generaba su deseo de eternidad, el deseo de eternidad era una ilusión fabricada a partir de la desesperación de no encontrar el por qué dentro del límite de su vida.
Tendemos a extraviarnos entre otras posibilidades, las posibilidades mundanas nos llaman y nos perdemos en ellas, nos hacemos in-auténticos, saltamos de una posibilidad a otra porque no aceptamos nuestra finitud.
Francesco Orsini intentará innumerables caminos que en realidad son errancias, no olvidemos que inicia su vida con la promesa de la eternidad, pero también la inicia con el desprecio de padre y la burla y las maldades de sus hermanos, su vida, salvo la ternura de su abuela Diana, es una serie de constantes sufrimientos.
Francesco se esconde, se oculta, pasa los veranos en el castillo de Bomarzo donde “Mi vida se dividía entre los baños en el Tíber y en los arroyos, adonde solía llevarme mi abuela, a escondidas de los demás(...); las excursiones a caballo con algún paje cuando mi padre no estaba en el castillo, ya que entonces, por miedo de encontrarlo en los caminos, de vuelta de sus aventuras de amor, prefería encerrarme e leer”. Es en esas lecturas y en las visitas con el maestro Pandolfo a las ruinas etruscas que los aldeanos consideraban malditas, se desarrolla su entusiasmo por el pasado “se me metían en la sangre”....”allí yo era gran duque de Bomarzo, el que poseía más secretas raíces hundidas en el suelo ancestral.”
Víctima esa cruel situación de odio, sobre todo por parte de su hermano mayor, Girolamo, que es su más obsesivo perseguidor , y tras un penoso incidente, Francesco será enviado a Florencia.
_Fuera!- chilló empujándome-¡Fuera, bufón ahembrado! ¡Mañana te vas con Pandolfo!-
El que así hablaba era su padre, Francesco tiene doce años.
Florencia lo deslumbra con su arquitectura y su arte, con el esplendor de la nobleza, Florencia es también el despertar de su sexualidad, allí vivirá tres años en el palacio de los Médici, sus parientes.
Mientras lee a Virgilio, a Platón, se maravilla con el “Orlando Furioso” mientras pasea por los grandes edificios y las catedrales, mientras fortalece su amistad con Hipólito y Lorenzaccio,
desarrolla su adolescencia y se inicia, a instancias de su abuelo, en las incertidumbres el amor. El encuentro con la meretriz Pantasilea le aportará una vergüenza más “Mi cuerpo no era de los que se desnudan, sino de los que se esconden”
Seguirá la muerte de su amada platónica Adriana Dalla Roza y sobre ella su entrega a la criada Nencia que lo posee con furor sobre las lozas de la capilla “Tuve espanto de mí mismo, espanto, espanto, espanto” .Para entonces ya ha perpetrado la muerte de Bepo, su medio hermano-paje bastardo por intermedio de su esclavo Abdul por el que también siente atracción y a quien jamás volverá a ver. “Sustituí su cuerpo vivo (...) por fantasmas (...) Adriana y Abdul, superponiéndose hasta originar un solo ser monstruoso”
“Tendido sobre los mármoles de la capilla ¿Quién era yo, quién era a los catorce años, para qué había venido a la Tierra?”
Nuestro personaje se introduce en el mundo de la magia de la mano del escritor Palingenio y de Silvio de Narmi, un tortuoso personaje oscuro que dice haber pactado con el diablo y que lo acompañará a lo largo de toda su vida , lo veremos seducir y junto a él a los mellizos Martelli , tramar junto a él el conjuro que dará como resultado la muerte de su padre, lo vemos ocultarse aún más en un pasadizo que ha descubierto en su querido Bomarzo, un pasadizo que conduce a una antigua caverna tallada antiguamente y por la cual se accede al bosque.
Será en ese entonces cuando contando con el silencio cómplice de la abuela vea morir sin auxiliarlo, a su hermano Girolamo, cuando descubra, junto al horóscopo de su nacimiento en cuyo dorso el padre ha escrito “Los monstruos no mueren”, que éste lo apartó de la línea sucesoria, testando en favor de Maerbale; será entonces cuando descubra a los campesinos, descendientes de los antiguos etruscos tallar las piedras con placer, y será también Francesco, sumergido en esta vorágine de horrores, que como ya hemos dicho, formaban parte de la vida del Renacimiento, sigue encontrando su maravilla en el arte, “pues nada me conmovía tanto como la suntuosa belleza-
“Acaso no era yo el duque de Bomarzo? ¿acaso no era yo con joroba o sin joroba, el duque de Bomarzo?
Y se produce entonces el encuentro de las anheladas cartas del alquimista Datsyn que le había anunciado Paracelso “Por fin empezaba a palpitar la inmortalidad que me prometía mi horóscopo” Pero las fórmulas no pueden ser interpretadas ni por Fulvio Orsini, tampoco por Sivio de Narmi, aunque éste se encierre durante largos períodos en el gabinete escondido, construido expresamente en el escondido pasadizo de Bomarzo.
Luego vendrá casamiento con Julia Farnese que se produce por el deslumbramiento que le provoca su belleza y para emparentarse con una rica familia en ascenso; desplegará por ella un amor idealizado.
“Para que yo pudiera darle a Bomarzo un heredero , fue menester que Maerbale se cruzara en mi camino y se posesionara, antes que yo de mi mujer. Y fue menester que yo mismo lo combinara con la complicidad de un siervo”. Nace Horacio su primogénito y Francesco hace envenenar a su hermano.
Hay mundo porque el “ser ahí” es un ser en el mundo, el mundo es el mundo porque está el “ser ahí” . El ser ahí” es proyecto, el Da (ahí) sein (ser), es el hombre en su forma de ser ahí, en el mundo. El ser humano tiene un mundo porque lo organiza como mundo relativo a él, es él y sus proyectos los que otorgan relevancia a las cosas de ese mundo.
Francesco acumula una gran colección de objetos antiguos, que le llegan de Asia, y de distintos puntos de Europa, son verdaderos y falsos, invierte en ello grandes sumas de dinero. Se impone en otro momento escribir un largo poema que cante las glorias de la casa Orsini, Trae luego a célebres artistas para pintar en la loggia del castillo la historia de su estirpe, se enamora y se esclaviza de uno de ellos. Ese cuerpo deforme, esa siquis torturada que no logra alcanzar la armonía de su vida se rebela y continúa preguntándose ¿por qué? Francesco mata, traiciona, se debate confuso entre su atracción por los dos sexos, busca desesperadamente una eternidad que le permita lo que la vida le niega ¿Es la vida la quien niega? ¿O el propio Francesco que cegado por el odio se ciega a su calidad de proyecto, perdiéndose una y otra vez en caminos errados?
Es entonces cuando vuelve a su idea de la juventud: hacer tallar por los campesinos etruscos, en las piedras del bosque del castillo el Jardín de Rocas.
“Yo que tanto rehusé mi imagen en el espejo al cual asomaba la mueca del demonio(...) que despreciaba mi joroba, mis piernas, mi caricatura ¿habría sido el solo objeto de mi amor egoísta y, Narciso horrorizado, habré mendigado en los otros (...) lo que me rehusaba mi espejo, buscándome siempre a mí mismo, al Pier Francesco perfecto que adoré?”
“Por ser pequeño y contrahecho anhelaba lo desmesurado, la abrumadora belleza formidable que triunfa sobre las mezquinas proporciones corrientes y cuya sombra, a semejanza de la de una grandiosa nube, anula lo demás “

Julia Farnese ha muerto, y Francesco se casa nuevamente, esta vez para componer su fortuna dilapidada en suntuosas fiestas, en orgías y en los caprichos de su colección de arte. Y ahora parte hacia la guerra, otra vez tratando de conquistar una gloria, un fin que dé respuesta a su presencia en el mundo, su eterno ¿por qué? De la batalla traerá muy pocos bienes, poco honor, el horror de la muerte y el cadáver de su hijo Horacio.
El final de la empresa está envuelta en mi memoria, dentro de una nube grisácea. Fue como si Horacio al morir se llevara con él todo el color y todo el brillo”
Por último y tras la finalización del Jardín de rocas de Bomarzo, el rabí Salomón Luna aclara los pergaminos de Datsyn y prepara el brebaje que dará la inmortalidad y Francesco se retira, se recluye para siempre en la soledad de la caverna de la escultura del Infierno para beber la pócima. Tarde se dará cuenta que el brebaje ha sido reemplazado por veneno.
“Me acerqué a la mesa catafalco y caí de bruces sobre su superficie Vibraba alrededor la frase de mi padre: los monstruos no mueren. Si mueren: los monstruos mueren también ; todos morimos; la inmortalidad- me lo había confiado mi abuelo(...)- es la voluntad de Dios(...)”

Y el autor concluye: "El duque murió(...) murió de veneno, sin originalidad, como cualquier príncipe del Renacimiento(...) pero el duque de Bomarzo como su parque célebre fue distinto a los demás , porque cuanto con él se vinculaba, fue distinto del resto.”

Para Heidegger la pregunta del por qué de las cosas, es el salto de toda la cultura anterior, supuesta o auténtica de la existencia del hombre. El salto del por qué, de ese preguntar se alcanza, nos dice, saltando su propio fundamento. Más esta fuerza imperante sólo comienza a surgir, es decir, alétheia ocurre cuando la fuerza imperante lucha por apoderarse de sí misma en tanto está en el mundo. Solo por medio del mundo el ente se convierte en algo que es.
"La lucha, tal como se entiende aquí es una lucha originaria; porque hace que los combatientes comiencen a surgir como tales; no es un simple arremeter contra algo ya existente. La lucha primeramente proyecta y desarrolla lo inaudito, lo hasta entonces no-dicho y lo in-pensado. Después serán los productores, creadores, poetas, artistas, pensadores y hombres de estado los que sostendrán esta lucha contra la fuerza imperante que los somete, ellos arrojan el bloque de su obra y en ésta conjuran al mundo que así queda manifiesto. Sólo entonces el ente como tal llega a ser"
Así lo oculto, llámese joroba, odio, vergüenza, sexualidad, todo lo oculto que subyace en este Francesco, este personaje atormentado, será parte de las raíces que en busca del ¿por qué? habrán generado el Jardín de Bomarzo, (lo maravilloso) Porque el Arte que sigue siendo el último sitio de reunión (la última ágora de la tribu) donde podemos expresarnos en libertad que es lo que nos caracteriza como seres humanos, como seres hacedores, hace brotar como de la nada espacios que terminan siendo sujetos que emiten significados.
Lo oculto en Bomarzo, genera lo maravilloso: El jardín de Rocas, lo maravilloso se nutre de lo oculto, se des-oculta, (aléteia).Sólo el arte tiene este poder, y más aún, el arte produce el arte, vuelve a des-ocultar, como las catáfilas de una cebolla, el Jardín origina las páginas del libro, obra de otro artista, esta vez un escritor , y vuelve a des-ocultar otra vez en la música que otro artista, el músico Alberto Ginastera que compone la Opera Bomarzo. Y tan peligroso es ese ¿por qué? tal es su fuerza arrasadora, que asusta, produciendo procederes como el de Gian Corrado que condena a su renegado vástago a la sutil tortura de anularlo en vida, negándole legitimidad de descendencia.
Son las esencias y no una frívola percepción de superficie las que permanecieron ocultas sobre "Bomarzo". No es casual que lo oculto resulte al fin revelador. Así ha acontecido desde Freud en adelante. Más allá de la anécdota y sus oropeles, Bomarzo , jardín, ópera y novela, habla de una tragedia que nos alcanza a todos, la tensión entre la finitud cierta de la existencia, contra la idea de inmortalidad inalcanzable y lo hace por medio de la literatura. La Literatura obra con lo oculto y genera lo maravilloso y en lo maravilloso sí se encuentra la eternidad.
“Mi hijo -anotó para la posteridad el padre _ carece de las condiciones morales y físicas que exige la sucesión". Y otra, otra vez, el modelo devendría perfecta solución final en la Argentina de los avanzados setenta.
En 1984 la ópera fue representada nuevamente en el Teatro Colón de Buenos Aires. En 2007 se filmó en Italia en los escenarios originales una versión libre experimental. El jardín, la novela, la ópera son maravillas que permanecen.
Estamos rodeados de apariencias. Cuando uno se despierta, quiere conocer la verdad, lo que se oculta detrás de las apariencias.
En griego se dice ALÉTHEIA, lo des - cubierto, es decir la verdad.


Bibliografía consultada

Mujica Láinez, Manuel, Bomarzo, Buenos Aires, Sudamericana, 1962
Bataille, G "El Aleluya y otros textos".,Madrid, Alianza, 1981
Cappelletti, A "Estudios Filosóficos", Caracas, Sociedad Venezolana de Filosofía, 1994
Heidegger, M "Introducción a la Metafísica", Barcelona, Gedisa,, 1993
Heidegger, M"Heraclitus", Mérida, Minor, 1978
Moreno Olmedo, Alejandro "El Aro y la Trama". Valencia: C.I.P.U.C, 1993Nietzsche, F "Sobre la verdad y mentira en Setido Extramoral. S/D, 1873

Ponencia leída en las "Jornadas sobre lo oculto y lo maravilloso" 2010, organizadas por el Grupo Némesis en el Museo Roca.

Imagen del Sacro Bosque (Parque de los Monstruos), fotografía tomada de la red

1 comentario:

Magda dijo...

Leí este libro hace unos años, me lo recomendaron justo antes de viajar a Roma y a Florencia por el buen fresco que dibuja de la vida en aquel lugar. Así lo leí, con esa mirada, me encantó. La casualidad quiere que lo esté releyendo en este momento, este post me ha ayudado a tener una visión mucho más profunda de un libro soberbio.