lunes, 1 de abril de 2013

Rolando Revagliatti

Rolando Revagliatti *

Si...

                                                                          A Rudyard Kipling

Si puedes desacomodarte y no instalar, sin afán capcioso, cosas tales como
     Sintió la brisa suave
     Mi humilde pero sincero homenaje
     Suprema instancia
     Los caminos de la Patria
     Las semillas de la Libertad;

Si puedes desajustarte y no verter, sin guiño literario
     La dulce caricia o El dulce mirar
     Su generosidad sin límites
     Se rompió en mil pedazos
     Una noche oscura y cerrada o Un día luminoso y abierto o Noches consteladas de estrellas oNoches    
     /melancólicas y tristes;

Si puedes desacatarte y no asentar sin, por lo menos, sorna
Un día de crudo invierno
     Desgranando días
     Una sombra fugaz
     El murmullo de los pájaros;

Si puedes insurreccionarte cuando te acometa la viscosidad de redactar
     Han manchado con sangre tu hospitalario suelo
     Sus ojos color verde mar o El mar tapizado de olas;

Si eres capaz de interceptarte y sacarte del juego cuando no atines más que a
     Un perverso juego o Jugar con mis ilusiones o Alimentar mis ilusiones o Mustia mi alma o
     /Transportó mi espíritu o Tu espíritu fogoso;

Si puedes desestimar, oponiéndote al torrente demencial de la resaca, no siempre solemne, pero sí  
       /infecciosa de
      El paisaje pleno de vida y encanto o Asomarte a la vida o El milagro de la vida
       y aún alcanzado por tu flaqueza, repudiar
       Ver brillar el sol y El sol broncea mi piel
      Algarabías juveniles  y Cegados por la ambición;

Si puedes encabritarte y no atiborrar con
     Palabras que se agolpan en mi interior
     Mensajes de Paz que llenan el aire o Lleno de esperanzas o Llenará con alegría o Llenando de
     /emoción;

Si eres capaz, a costa de tu desasosiego, de renunciar definitivamente a
     Tu profundo amor y Caer en sus redes
La raíz de todos los males y Prodigar sonrisas;
          
 Si puedes abstenerte del
     Sembrador de sueños
     Del hielo de la soledad
     y así subvertirte y no dotar a tus textos del
     Por qué tan cruel es el destino;

Si nadie, ni enemigos ni amantes amigos, logran incitarte a
     Estallar en miríadas de capullos vírgenes;

Si puedes, espulgándote de linajes parasitarios, abolir
     Dispuesto a darte esa fiel mano o En tu piel rosada;

Si puedes acometerte con fiereza y desterrar de tu escritura indefensa
     Se callen sentimientos
     Se enmudezcan las voces;

Si eres capaz de rebuscar en ti la imprescindible disconformidad y ni por pasteles te avienes a
     Palpitar en el ritmo de su corazón o Compartir tus íntimos deseos:

¡Tuya será la poesía y cuanto ella revele y –lo que vale más- serás, acaso, un poeta, hijo mío!




Nouvelle

                       “Me miró sin hurañía, pero con tímida atención concentrada...”
                               “En el fondo de su hurañía se ocultaba la necesidad más categórica de calor humano.”
                                Eduardo Mallea (“Los Rembrandts”)


Y era así como ella
lo hacía y era 

Y más a mí, conmigo

No llegaría a ignorar completamente
cuánto de sí
querría darme.


( inédito)

* Poeta argentino, 1945.


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