Máximo Simpson (foto Ivonne Gutiérrez) |
Es tan sólo un plumón,
es minúsculo enigma, es infinito,
es criatura que llega cada día a mi patio,
y canta,
canta mientras mi espíritu atardece.
Su visita me prodiga esta hebra,
este humilde laurel contra la muerte:
su pacífico vuelo de una rama a otra rama,
de la nada a la nada.
AYER
Ayer me resbalé y estoy ausente,
y todo está muy lejos,
ya tan lejos,
rupicabro hacia afuera la casa de mi alma.
Ayer me resbalé,
se me cayó la furia,
ayer se me extraviaron los papeles;
quedé manco ya mucho
que todo el horizonte está muy lejos,
ya tan lejos.
Ayer qué raro el aire,
la cuenta de la vida;
se me desordenó toda paciencia,
se me salió el porqué,
se me cayó una letra,
la más leve y rabiosa que ha existido,
la letra más impura, la más pura,
se me cayó hacia lejos.
Ayer me resbalé,
y perdí el horizonte::
no había trenes tal vez a esa hora,
no había barcos tal vez,
no había lamentos.
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