Yoli Fidanza lee sus poemas al presentarse el número 13 de la Revista "Fijando vértigos" en el Centro Cultural Paseo Quinta Trabucco, Florida, Provincia de Buenos Aires, Argentina en 2006. |
De su libro "Serás mujer" (Buenos Aires, Botella al Mar, 2011) elegimos el poema "Adiós" dedicado a la poeta Amelia Biagioni (1911-2000), a quien la autora tanto admiraba.
ADIÓS
Amelia, tenaz indagadora, aunque ya los dioses
no dialoguen con el hombre, poeta de lo luminoso
debes estar interrogando a Dios.
¿Por qué el dolor si es pura contradicción de la armonía
y sólo hay pan hambriento y vertiginoso
y sólo es con límites?
Le dirás, quien pregunta es la descalza jadeante
que escribe sin fatiga su palabra de asombro
y ahuyenta el humo de las voces tibias,
la que ve con los ojos de todos
y con otro oculto tras la frente y sabe
que en el mundo todo acto es cacería
y sabiéndote Cazador te reprocha:
¿Por qué la flecha hirió la mano antes de la palabra final
y así quedó el poema sin punto inacabado?
Callas, tu existir es callar,
y entre mis breves y ubicuos dos sonidos
de nacer y morir escucho un largo silencio.
Le dirás: quiero guardar la túnica ganada con mi oficio
por otra más etérea. Lo sugirió quien me amó
para nombrarme "La llovizna", así quiero volver
menuda y melancólica lavar calles y plazas
y para los desamparados escribir gota a gota una canción de agua.
YOLI FIDANZA
En itálica versos de Amelia Biagioni
Amelia, tenaz indagadora, aunque ya los dioses
no dialoguen con el hombre, poeta de lo luminoso
debes estar interrogando a Dios.
¿Por qué el dolor si es pura contradicción de la armonía
y sólo hay pan hambriento y vertiginoso
y sólo es con límites?
Le dirás, quien pregunta es la descalza jadeante
que escribe sin fatiga su palabra de asombro
y ahuyenta el humo de las voces tibias,
la que ve con los ojos de todos
y con otro oculto tras la frente y sabe
que en el mundo todo acto es cacería
y sabiéndote Cazador te reprocha:
¿Por qué la flecha hirió la mano antes de la palabra final
y así quedó el poema sin punto inacabado?
Callas, tu existir es callar,
y entre mis breves y ubicuos dos sonidos
de nacer y morir escucho un largo silencio.
Le dirás: quiero guardar la túnica ganada con mi oficio
por otra más etérea. Lo sugirió quien me amó
para nombrarme "La llovizna", así quiero volver
menuda y melancólica lavar calles y plazas
y para los desamparados escribir gota a gota una canción de agua.
YOLI FIDANZA
En itálica versos de Amelia Biagioni
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