sábado, 13 de junio de 2020

Molinos de viento N° 6

Molinos de viento n° 6
Boletín de Artes y Letras -  junio 2019

Director: Osmar Luis Bondoni
osmarbondoni@yahoo.com.ar


CANTO DEL CIELO

 La flor de los Alpes decía a la valva: “tú luces”

 La valva decía al mar: “tú resuenas”
 El mar decía al barco: “tú tiemblas”
 El barco decía al fuego: “tú brillas”
 El fuego me decía: “yo brillo menos que sus ojos”
 El barco me decía: “yo tiemblo menos que tu corazón cuando ella
aparece”
 El mar me decía: “yo resueno menos que su nombre en tu amor”
 La valva me decía: “yo luzco menos que el fósforo del deseo en
tu sueño hueco”
 La flor de los Alpes me decía: “ella es bella”
 Yo decía: “ella es bella, ella es bella, ella es conmovedora”.


TANTO HE SOÑADO CONTIGO

 Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
 ¿Es tiempo todavía de alcanzar ese cuerpo vivo y de besar sobre
esa boca el nacimiento de la voz que me es querida?
 Tanto he soñado contigo que mis brazos habituados a estrechar tu
sombra, a cruzarla sobre mi pecho no se plegarán ya al contorno de
tu cuerpo, quizá.
 Y que, frente a la apariencia real de eso que me frecuenta y me
gobierna desde hace días y años, me convertiré sin duda en una
sombra.
 Oh balanceos sentimentales.
 Tanto he soñado contigo que no es tiempo ya sin duda de que me
despierte. Duermo de pie, el cuerpo expuesto a todas las apariencias
de la vida y del amor y tú, la única que cuenta hoy para mí, podría
menos tocar tu frente y tus labios que unos labios y una frente cualquiera.
 Tanto he soñado contigo, tanto he andado, hablado, tanto me he
acostado con tu fantasma que no me queda ya, y sin embargo, más
que ser fantasma entre los fantasmas y más sombra cien veces que
la sombra que se pasea y se paseará alegremente sobre el cuadrante
solar de mi vida.

NO, EL AMOR NO ESTÁ MUERTO

 No, el amor no está muerto en ese corazón y esos ojos y esa boca
que proclaman sus funerales comenzados.
 Escuchen, tengo bastante de lo pintoresco y de los colores y del
encanto.
 Amo el amor, su ternura y su crueldad.
 Mi amor no tiene más que un solo nombre, que una sola forma.
 Todo pasa. Bocas se pegan a esa boca.
 Mi amor no tiene más que un nombre, que una forma.
 Y si algún día lo recuerdas
 Oh tú, forma y nombre de mi amor,
 Un día sobre el mar entre América y Europa,
 A la hora en que el rayo final del sol se reverbera sobre la superficie ondulada de las olas, o bien una noche de tormenta bajo un árbol
en el campo, o en un rápido automóvil,
 Una mañana de primavera en el boulevard Malesherbes,
 Un día de lluvia,
 Al alba antes de acostarte,
 Di, se lo ordeno a tu fantasma familiar, que fui el único en amarte
demasiado y que es una lástima que no lo hayas sabido.
 Di que no hay que lamentar las cosas: Ronsard antes que yo y
Baudelaire han cantado el lamento de las viejas y las muertas que
despreciaron el más puro amor.
 Tú, cuando estés muerta,
 Serás bella y siempre deseable.
 Yo estaré muerto ya, encerrado por completo en tu cuerpo inmortal, en tu imagen sorprendente presente para siempre entre las maravillas perpetuas de la vida y de la eternidad, pero si vivo
 Tu voz y su acento, tu mirada y sus rayos.
 El olor tuyo y el de tus cabellos y muchas otras cosas todavía vivirán en mí,
 En mí que no soy ni Ronsard ni Baudelaire.
 Pero que soy Robert Desnos y que, por haberte conocido y amado,
 Los valgo bien.
 Yo que soy Robert Desnos, para amarte
 Y que no quiero añadir otra reputación a mi memoria sobre la tierra despreciable.

AL FAVOR DE LA NOCHE

 Deslizarme en tu sombra al favor de la noche.
 Seguir tus pasos, tu sombra en la ventana.
 Esa sombra en la ventana eres tú, no es otra, eres tú.
 No abras esa ventana detrás de las cortinas de la cual te mueves.
 Cierra los ojos.
 Yo quisiera cerrarlos con mis labios.
 Pero la ventana se abre y el viento, el viento que hace oscilar extrañamente la llama y la bandera rodea mi fuga con su manto.
 La ventana se abre: no eres tú.
 Ya lo sabía.

ROBERT DESNOS, francés (1900-1945)

En traducción de Rodolfo Alonso.

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POETARZAN

mí ser poeta
mí respetar la lengua
que serme ajena
como lo propio

lengua, gran amiga

lengua, compañera

mí no saber qué es la lengua
pero quererla

lengua ser como el sol
mí no conocer el sol
conocer lo que nos hace

hombre blanco enseñarme a leer
y mí descubrir allí dicha:
cuando la selva de letras
tapar la selva de adentro
mí saber que poetarzan nunca quedarse sin selva

con la vegetación de los libros
por contagio de una fiebre poetarzan escribir
esta enfermedad ser alivio y este alivio
enfermedad que no permitir al enfermo curarse:
entre las cosas raras de la vida
una ser más rara que ninguna:
el que escribir del sol fabricar otro sol
el mundo tener más cosas de que ocuparse
pero las cosas ser cada vez menos temidas

difícil
para quienes creer que el miedo es accidente
comprender perplejidad de poetarzan

mí escribirles
“la dicha de leer no aprenderla dicha en los libros”
mí pensar
“la escritura muda cuando la lectura dicha
la lectura dicha cuando la escritura muda”

todo lo que mí escribir sonar extraño a poetarzan
ajeno y propio como verdad
como verdor


JORGE SANTIAGO PEREDNIK, argentino (1952-2011)

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JEAN-FRANÇOIS MILLET, francés (1814-1875) El ángelus (1857)



Los cuartetos para cuerdas “Rasumovsky”, opus 59, de Ludwig van Beethoven. 

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