viernes, 26 de febrero de 2016

"Visión de la meretriz en las ficciones de García Márquez" de Norma Mazzei

"Visión de la meretriz en las ficciones de García Márquez" es un
concienzudo estudio encarado por Norma Mazzei desde la Filología, la
Filosofía de la Cultura. la Psicología Social, la Historia de la
Cultura y la Sociología, que implica además. un profundo conocimiento
de la obra del citado autor. Interpretamos en síntesis que sus
meretrices han devenido símbolo de la decadencia o de progreso de los
pueblos, en vergüenza de una sociedad o cuidadora de su equilibrio.
Este ensayo, junto a los otros que integran el volumen acreditan la
calidad de la autora en su condición de investigadora y de admiradora
de la literatura latinoamericana.


Prof. Marta Rotonda




Fragmento de la 1ª parte. I de “Visión de la meretriz en las ficciones de García Márquez” pp. 24 a 27.

El patriarca de la estirpe fundadora de Macondo, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, la mujer fuerte de la saga familiar, tienen como primogénito al “descomunal” José Arcadio; (Cien años de soledad, 1967). Este personaje destaca por sus atributos físicos de bien dotado y se cuenta que entre sus hazañas, después de huir tras los gitanos y recorrer mares infinitos, completamente tatuado regresa al terruño y se vuelve habitual frecuentador del “barrio de la tolerancia”. Según Úrsula –reflexión que hace, al deber encargarse de su tataranieta- las cuatro fatalidades que diezmaron a su familia fueron la guerra, los gallos de riña, las “empresas delirantes” y “las mujeres de mala vida”. Es decir, el tema se actualiza en diferentes episodios narrados. Sucede, por ejemplo, con la peregrina idea de José Arcadio Segundo –creativo como su bisabuelo- de encauzarle un rumbo nuevo al río, y para tal fin construye una curiosa balsa de troncos e inicia su aventura náutica, de la cual retorna gratamente acompañado. Fijémonos en la figuración de hipérbole que presenta el texto:

“Junto con él llegaba un grupo de matronas espléndidas que se protegían del sol
abrasante con vistosas sombrillas, y tenían en los hombros preciosos pañolones de seda, y ungüentos de colores en el rostro, y flores naturales en el cabello, y serpientes de oro en los brazos y diamantes en los dientes”.

Más adelante el narrador agrega: “lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino (...) fueron ellas las promotoras de carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio”, (...).

En otras palabras, aquí son las mujeres del meretricio quienes propician mudanzas de las costumbres e incluso el progreso, ya que ellas dan a conocer el “gramófono de cilindros” que utilizaran para entretener a la clientela y acompasar los bailes, ...
...
Hacia el final de esta completísima historia, pasadas las lluvias interminables, los sucesivos decesos de los personajes, cuando Macondo empieza a desintegrarse porque la babélica torre del progreso se ha desmoronado, Aureliano Babilonia – el último de los Buendía – se pierde con Nigromante por las callejuelas del puerto, la descripción irrumpe en la narración con estos significativos toques: “yermos salones de baile adornados con piltrafas de guirnaldas, donde las macilentas y gordas viudas de nadie, las bisabuelas francesas y las matriarcas babilónicas continuaban esperando junto a las victrolas”.

Al ingresar a la ficción el autor como personaje ésta se pliega sobre la realidad; porque Gabriel con un puñados de amigos entre ello Aureliano, visita el infamado “burdel de las mentiras” que- por sentido metonímico, tras la tísico, se está refiriendo a la misma invención de Cien años de soledad novelizados, metáfora de la bárbara sociedad de Latinoamérica-. Análogamente, el burdel de animales o zoológico que va llevando la centenaria adivina Pilar Ternera, representa el caos de los reinos de la naturaleza y la vuelta al origen indiviso. Acabado el mundo de Macondo (la novela), desaparecida la estirpe primordial (los Buendía), se espera otro nuevo paraíso.