POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
DOSSIER:
“¿Qué requisitos debe contemplar un poema para ser considerado bueno?”
OPINAN:
CRISTINA BERBARI (1)
DAVID ANTONIO SORBILLE (2)
La necesidad imperiosa de escribir el poema
En otra ocasión me referí a la poesía como “esa misteriosa mezcla de relámpago y sudor” que se concreta en el poema.
Éste puede nacer de un fulgor intuitivo, de una incandescencia, y puede ser bueno, nacer bueno. Creo que una voz interior nos lo dice.
Pero generalmente surge deshilvanado, y entonces aparece esa necesidad de moldearlo, trabajarlo, darle forma como a la arcilla. Tampoco esto nos asegura el éxito o la certeza de que llegue a ser bueno.
Creo que entonces es el momento de acercarnos a los otros, a nuestros colegas y leerlo o hacerlo leer en diversos grupos.
Y aquí, por supuesto, entran a jugar varios factores: subjetividad, inclinaciones, diversas estéticas que aborda cada poeta.
El poema puede llegar a la percepción del otro o no, ya que encontraremos a quien canta loas al poema compuesto por bellas imágenes; o al que, junto con Valery, busca esa armoniosa oscilación entre sonido y sentido; o al que quiere que el poema sea pura sugestión. Encontraremos al poeta que busca el ideal en la forma: ritmo, rima, número de sílabas, o, por el contrario, el que se inclina hacia el verso libre sostenido por ese ritmo interior en el que la voz del poeta, mediante sus vibraciones, transmite su emoción, su sentimiento.
En un terreno tan inestable como lo es la poesía y a pesar de estas diversas tendencias algunos textos llegan a ser aceptados por una mayoría, mientras otros no.
Por eso aconsejo, a mi entender, escuchar el comentario de los demás, que incluso encontrarán en nuestro poema ciertas resonancias o connotaciones de las que no nos dimos cuenta o no habíamos tomado conciencia, es el otro el que nos va descubriendo.
Pero no descuidemos esa “voz interior” que surge ante nuestro texto cuando cumplimos con estos requisitos: ser fiel a sí mismo, expresar la verdad interior y por sobre todo, sentir la necesidad imperiosa de escribir el poema.
Cristina Berbari (1)
***
El lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia…
A pesar de las reglas o modalidades de las diversas escuelas que han prevalecido en el mundo de la poesía, considero improbable enumerar requisitos para considerar la bondad de un poema.
No obstante, nos hemos sentido extasiados de admiración, cuando descubrimos la épica de Homero, el paradigma del Dante, o la genialidad de Shakespeare.
Y qué decir del fenómeno lírico que constituyó el siglo de oro español: Góngora, Lope de Vega, Quevedo, por nombrar algunos de esos grandes creadores que brindaron las huellas esenciales del esplendor de la lengua castellana.
Atentos a ese maravilloso lirismo, estábamos seguros en encontrar las características particulares de un buen poema, pero no habíamos agotado el asombro ni la búsqueda de nuevas respuestas.
El futuro determinaría otros conceptos y estructuras revolucionarias, en donde las voces múltiples demostraron ser tan diversas como complejas.
Entonces, el amor y la muerte, la ilusión y la desesperanza, la velocidad de las cosas, el paisaje, la soledad, el destino, los sueños y la sombra de lo imposible, nos dieron argumentos para ensayar otras interpretaciones.
La omnipresencia de Holderlin, Baudelaire, Rilke, Whitman, Rimbaud, Darío, García Lorca, Machado, Vallejo, Neruda, Borges, Gelman… son algunos ejemplos de grandes poetas que nos acercan a las cualidades que hacen óptimo a un poema.
También, de Eliot, entenderíamos la razón de incorporar a la poesía, el lenguaje de la calle, o coincidiríamos con Vicente Huidobro, en lo necesario de inventar mundos nuevos, o palpitaríamos con Olga Orozco, “al pulso del adiós debajo de la tierra”.
Sin duda, esos grandes maestros nos otorgaron la llave de un camino, por momentos venturoso y también insondable.
Sin embargo, seguimos estando en deuda con nosotros mismos, porque hay circunstancias y sensaciones que nos siguen desafiando.
De todos modos, podríamos señalar que la intimidad y el realismo, tienen similar valor que la protesta y el post lenguaje, para confirmar el sentido de un poema bien escrito.
Pero, la preocupación por hallar la definición mas apropiada, demandaría mejores intentos que los propuestos en esta leve indagación.
No obstante, pienso en Juan L. Ortiz, cuando se refería a la belleza ínclita del poema, así como Derek Walcott, utilizaba la memoria, pero convirtiéndola en nostalgia.
Y no me olvido, en este ensayo de nuestra propia búsqueda, del notable Roberto Juarroz, al privilegiar “la síntesis poética que no es síntesis intelectual, en donde confluyeran emoción, sensibilidad e inteligencia”.
La poesía, al fin y al cabo, es el arte de componer versos, más allá de los que sostenemos, que es el lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia.
El poema, en todo caso, debe tener la forma de la sinceridad en que se expresa su autor, porque de lo contrario, sería traicionar su propio espíritu.
Pienso, entonces, como lo dijo mejor que nadie, ese extraordinario poeta que fue Raúl González Tuñón: “un poema es un poema y esta todo dicho”.
David Antonio Sorbille (2)
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(1): Nació en Buenos Aires (Argentina). Ha publicado los siguientes libros: “Penúltimo Portal” (Ediciones Carrá, Buenos Aires, 1983); “Los lagos y la tortura” (Generación dos mil, gente de arte, Buenos Aires, 1999); “Incandescencia” (plaqueta, 2001); “¡Oh, la Omega!” (Fijando Vértigos, Buenos Aires, 2004); “Doloras de la piedra negra y voces invitadas a perseguir nubes” (Generación dos mil, 2005); “La Señora Bovary a dos voces” (plaqueta, 2005). Desde marzo de 2000 dirige la revista Fijando Vértigos Poesía en sus dos entregas, gráfica y virtual.
(2): Nació en 1950, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina), donde reside. Fue cronista literario del periódico El Pueblo, colaboró en el Diario de los Poetas y es asesor literario del programa radial "Nuestro Continente" en AM 870 Nacional y FM 98.7 “La Folklórica”. Obtuvo premios en varios concursos literarios. Publicó: “Las Huellas del Silencio” (poesías, 1999, Ed. 3+1), “Los senderos del alma” (poesías, 2001, Ed. 3+1), “Los muros herméticos y otros relatos” (cuentos, 2001, Ed. 3+1), “Eternamente” y “Ofrenda Lírica” (poemarios, 2002 y 2003, Ed. 3+1), “Señales de Vida” (ensayos, 2003, Ed. 3+1). Además, coparticipó en “Tríptico en Epsilon” (poesías, 1998, Ed. 3+1), “Tríptico en Kappa” (poesías, 2000, Ed. 3+1), “Tres para todos” (poesías y relatos, 2006, Ed. Martín) Integra la página web: http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com
POEMANIA / DOSSIER
1/ No hay requisitos ni fórmulas por Roxana Rajmilchuk
Solo hay tantos modos como poetas por Amilkar Feria Flores
La respuesta es sencilla, de una simpleza aterradora… por Oscar Wong
2/ Un buen poema por Pepe Junco
3/ Un buen poema y Nacimiento y avatares del poema por Aldo Novelli
4/ ¿Qué requisitos debe contemplar un poema… por Luis Benítez
5/ Si… por Rolando Revagliatti
6/ Hasta volver a nacer… por Elena Cabrejas
¿Qué es la poesía: cuando y por qué es buena o mala? por Alberto Jiménez Ure
7/ Memoria y tradición de la palabra por Andre Cruchaga
8/ Donde hay un poema hay alguien… por Hebe Solves
Una especie de paraíso … por Carlos Barbarito
9/ Lo bello o no bello del poema es indefinible… por Alberto Darío Valenzuela
10/ Una opción especial de relación con el mundo por Milagros Salvador
La sensación de que el poema trasciende la página… por Sebastián Olaso
11/ La necesidad imperiosa de escribir el poema por Cristina Berbari
El lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia… por David Antonio Sorbille
Editor responsable:
Piero De Vicari
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