Cambio de destino
Confieso haber tenido miedo.
Sí, yo que he nacido para provocarlo,
cuando el agua me llegó hasta
el cuello, sentí miedo.
Aunque al principio, me
resultara un juego desafiar con mi pecho la corriente.
No iba a asustarme una
tormenta más o menos ruidosa y aguacera,
yo , que había montado vela a
cielo abierto esperando al viento barrendero ...
Pero qué caray, esta vuelta,
a esa vieja celestina que es la lluvia
se le fue la mano en el
casorio del agua con la tierra
y la cubrió con un abrazo que
terminó por asfixiar
a quien saliera en contra de
testigo…
Yo me ladeé un poco, como
asintiendo al ardor de la correntada.
Pero empezaron a chocar
contra mi cuerpo
trapos y desechos y hasta
animales muertos…
Y cuando el agua fue tanta
como el cielo, para asombro de mi función sobre la tierra,
vino a posarse en la copa del
sombrero
una bandada incrédula.
¿Qué había pasado? ¿Es que el
temor dulcificó mis rasgos?
Las olas fatigaban su machete
desmontándolo todo
Y cuando mi único pie, al
sentir la tierra barro y lodazal y agua barrosa
abandonó su función de raíz
me sentí flotar, navegante,
barca yo mismo,
hasta que la ropa que me daba
forma, me ancló en una cuna de ramas sumergidas…
No sé cuánto tiempo habré pasado
sin saber de mí ni del entorno…
Ahora diviso el sol desde
otro cielo
entramado mi cuerpo entre el
ramaje.
Otros seres sin alas me
rodean que se desplazan libres como si fueran pájaros …
Hago un esfuerzo de memoria:
peces se llaman.
Así los nombraban en los
tiempos de antes
los que pasaban a mi lado con
sus cañas
rumbo al inocente arroyo que
se volvió tan fiero..
Quiero mostrarme vivo y
levanto,
de paja y trapos, mi
alucinante mano..
Los peces se sorprenden y
ensayan un rodeo preventivo…
una vez y otra vez y otra y
otra…!
¡Es cierto que estoy vivo!
¡Círculos de agua dibujo en
el agua con mi mano!
He cambiado la línea de
horizonte, no el oficio
Espantapeces soy ahora,
aunque los ame tanto…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario